Sesión 4. Árboles Fónicos, la Lengua del Corazón

Árboles Fónicos, la Lengua del Corazón, es un proyecto de investigación creación desde la práctica y agencia del sonido, que busca aportar en la dignificación de la memoria de las víctimas del Holodomor, hambruna artificial desatada en el campo ucraniano entre otoño de 1932 y la primavera de 1933. Esta memoria se territorializa en el contexto colombiano, con el propósito de que la sociedad civil reflexione alrededor de la situación de desnutrición e inseguridad alimentaria que están sufriendo algunos grupos poblacionales ubicados en las zonas rurales y las periferias urbanas del país, que según datos de la FAO, para el año 2022, se encuentran en 7,3 millones de personas, casi la misma cifra de campesinos que murieron en Ucrania durante el año 33. Para la producción de la pieza sonora se tomó una muestra de quince testimonios, que hacen parte del archivo del Museo del Holodomor-Genocidio y del Instituto Canadiense de Estudios Ucranianos de la Universidad de Alberta. Las narraciones seleccionadas dan cuenta del modo en el que los sobrevivientes encarnaron esta situación, desde la perspectiva sensorial auditiva y gustativa, para luego ser compartidas a un grupo de quince personas provenientes del sector académico, cultural y social, que manifestaron su interés en participar en el laboratorio de investigación-creación, desarrollado durante el mes de mayo, en las instalaciones de la Universidad de los Andes. 

Es de destacar que esta pieza artística hace parte de una serie de instalaciones sonoras con las que he buscado contribuir en la reparación simbólica de las víctimas del conflicto armado en Colombia y en la reconciliación de la sociedad en España. La primera vez  que se puso en funcionamiento fue en noviembre de 2015. La trama narrativa creada buscó resaltar los aprendizajes en los temas de reconciliación y paz que tenía la comunidad judía en Bogotá y de la 5.ª delegación de víctimas. Los relatos fueron escuchados en los tres árboles Yarumo que hacen parte central del concepto arquitectónico del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá. La pieza estuvo activa durante dos años. En julio de 2017 la instalación sonora volvió a ser activada en San Fernando, Cádiz, España. El árbol seleccionado fue uno de pino que se encontraba al costado derecho de la tapia del cementerio de dicha localidad. En él sonaron las voces de los familiares que hacen parte de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Democrática, Social y Política de San Fernando (AMEDE), durante 4 horas. Y para finalizar, la obra hizo parte de las medidas de reparación simbólica ordenada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la sentencia denominada: Masacre de Santo Domingo Vs Colombia de noviembre de 2012.  En ella, se configuró un memorial sonoro para honrar la dignidad las víctimas de la masacre ejecutada por el Estado colombiano en diciembre de 1997. 

La instalación sonora ofrece a los espectadores una experiencia sensible orientada a la dignificación de las memorias de las comunidades afectadas por la violencia, al posibilitar que diferentes actores sociales y políticos, se acerquen de manera sensible e individual, a escuchar con los huesos las voces de las víctimas, que resaltan los aspectos positivos de la vida de quien se conmemora, para con ello invitar a la sociedad a presentar los respetos y la solidaridad a los dolientes. Lo primero se genera durante el acto de escucha individual y lo segundo a lo largo del diálogo posterior. 

El modo en el que se desarrolla esta experiencia genera en los familiares un sentimiento de satisfacción, al considerar que hay otros resonando con ellos y que sus demandas están siendo reconocidas, toda vez que la obra al propiciar una atmósfera de confianza suscita en el público afectos orientados a un nosotros que desplaza el racionalismo político, lo que posibilita la creación de nuevas identidades colectivas.

A su vez, la memoria de los ausentes se ve dignificada durante la interacción que  tiene los distintos actores con el árbol, toda vez que este ser vivo simbólicamente enuncia la perdida de la humanidad de la víctima durante el acto de violencia, al impedirle captar (al público) con sus sentidos el cuerpo físico de la voz que lo está interpelando. Sin embargo, esta situación abre la posibilidad a que el rostro del ausente se vea reflejado en la imagen de otro ser vivo que hace parte del paisaje, hecho que permite la ampliación del campo de sensibilidad de los individuos, frente al daño infligido a otras formas de vida, como lo son los árboles, los ríos, los bosques, etc. y con ello posibilitar la reconciliación integral en el territorio.

Leonel Vásquez 

Bogotá/1981 

Artista sonoro colombiano, explora maneras de construir espacios, dispositivos y experiencia para la escucha, como un acto político/estético  donde el oyente como testigo sonoro,  es incapaz de liberarse de lo que los sonidos demandan. Entre los intereses están: los silencios y memorias de paisajes de agua, la escucha ósea en contextos de reparación simbólica,  el ruido submarino y democratización de la escucha subacuática. 

Ha sido investigador y gestor cultural en proyectos realizados con la Radio Nacional de Colombia y el Ministerio de Cultura de Colombia. Trabaja como docente de arte sonoro en la Universidad de los Andes. Su trabajo ha circulado en Festivales de Arte sonoro  Tsonami (Chile), la bienal de arte internacional Open art  (Suecia) residencias y exposiciones en varias partes del mundo. 

Página: https://www.leonelvasquez

Detalles

Inicia: 28 Junio 2023 5:00 pm
Finaliza: 28 Junio 2023 6:00 pm
Ubicación Fonoteca Nacional de México